miércoles, 19 de octubre de 2011

Tengo otro hijo


Pues si. Esta es la entrada que llevo meses rumiando, y es que resulta que tengo un hijo distinto del que tantos quebraderos de cabeza me ha supuesto y del que tanto he hablado hasta ahora. Le llamaremos El Otro. El Otro es pequeño, rubio y muy guapo. Muy listo, locuaz y seductor a más no poder, tiene debilidad por las mujeres o más bien consigue que las mujeres tengan debilidad por él. También es desesperante por resistente: si no quiere, no quiere, y poco hay que hacer. Y sin embargo consigue que resulte difícil enfadarse con él. Vamos, que mal no le va a ir en la vida a poco que se esfuerce. Ha conseguido hacerse su hueco y diferenciarse de su hermano, que es mucho más físico, directo y transparente. Supongo que nuestras proyecciones han caído sobre él con menor intensidad y le ha resultado más fácil, tendrá que enfrentarse a otros conflictos y a otras decepciones.

El caso es que desde el principio quería escribir también sobre él y no he podido, supongo que no me ha cuestionado tanto, pero la sensación era más que las cosas que pasaban dentro de mí en relación a él no tomaban forma, al menos forma de discurso. Un amigo me dijo hace tiempo que a él los niños le empezaban a interesar desde que tenían  dos o tres años, cuando hablaban, y que antes estaban bien, pero que no podía entenderse con ellos. Yo era padre primerizo por entonces, él acababa de tener el tercero, y me desmarqué secretamente anudando un par de prejuicios con lo que acababa de decir y me quedé muy satisfecho pensando en lo buen padre que era yo, lo que me entendía y relacionaba con mi hijo. Ahora me veo en la situación de decir más o menos lo mismo que él (no exactamente lo mismo, porque me vería obligado a aplicarme a mi mismo esos juicios de valor con el agravante de falsedad y superioridad moral. Dios me libre).

Esta mañana me entero, además, de que este cambio tiene que ver con que el muchacho ya reprime. Ya hay inconsciente, el milagro se ha obrado (¡yuja, yuja!, como diría él). Y ya que he empezado a desdecirme no me queda más remedio que soltarme y afirmar que los niños son de las madres, y no de los dos, mientras no se demuestre lo contrario. Y cada cual que lo entienda como quiera.

Os dejo, que voy a comprarme una moto. Otro día más.

PD: Otra de las razones por las que no he escrito en este tiempo es porque vuestros comentarios a las últimas entradas eran perfectamente sensatos y razonables y me conminaban a relajarme y confiar en que lo estamos haciendo bien, no dar demasiada importancia a las cosas ni sacar demasiada punta a pequeños incidentes. Sois muy majetes, pero, por favor, no me dejéis sin mi obsesividad y mi masoquismo, que me pierdo.

5 comentarios:

  1. Habiendo pasado por las mismas fases que vosotros: 2 hijos, mucha atención al primero, el segundo evoluciona sólo, lo empiezas a descubir y conocer más tarde, te parece que no le haces el mismo caso, etc... Acabamos de probar algo nuevo: Disfrutarlos por separado.

    Me he ido unos días de viaje con nuestro "El otro" y ha sido una gozada. Es un tio especial, genial, cachondo, interesante, sensible, me protegía y me cuidaba él a mí!!! Qué gran momento. Esto sí que es disfrutar la maternidad. Con mi primer hijo esto ya lo había experimentado. Al ser el primero, durante un tiempo largo fue el único con todo lo que eso conlleva. Esta vez él se ha quedado con su padre y al llamarnos cada noche y contarnos cómo había ido hemos coincidido los dos: Cómo lo estoy disfrutando!!!! Qué bien se portan!! Cuánta madurez y qué fácil todo. PROBADLO!!! Eso sí, te queda esa pregunta, que evidentemente les hicimos a los dos ¿porqué así sí y todos juntos no?!!!

    ResponderEliminar
  2. Está claro que esta es mi mujer. Por cierto, Ana dice que no pretendía ser Anonima. Es una experiencia interesante la que comenta.
    Cuanta sabiduría en tus reflexiones; tanto esforzarse en mantener la ecuanimidad y cuando menos te lo esperas te das cuenta de que no los tratas de la misma forma y que además es imposible, a pesar de que tenemos claro que los queremos a todos por igual. Vida esta!

    ResponderEliminar
  3. Se llama Cote pero la llaman Cotelín21 de octubre de 2011, 1:01

    Ay...Dieguitooo. El verano del 2011 pasara a la historia como "El verano en el que todos nos enamoramos de Dieguito", pero es mejor mantenerlo en secreto.

    ResponderEliminar
  4. Ay, ay, ay, ahora que había dejado de lamentar no haber tenido hijos.
    "Driven to tears" que cantaría Sting.
    Animo compañero.
    Mª Eugenia.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Nachete por compartir. Y no digo más porque:
    1) de lo que no se sabe es mejor no decir nada
    2) no quiero dejarte sin tu dosis de rumiación gratuita.
    (por cierto, ya me podías haber dicho que habías escrito de nuevo guapo!)

    ResponderEliminar